Capitalismo realmente existente (Anónimo)

 El Presidente de la Junta de Accionistas y el Director de la Empresa, peleando como unos machitos, producen una curiosa decisión, todo ello en el sector público. El Presidente crea una Empresa, pública también, idéntica a la anterior (Empresa II), pero en un pueblo (II) distante pocos kilómetros de la primera. No habrá problema de demanda. Simplemente, se dividirá por aquello de la teoría espacial de la demanda, que el comprador tiene la distancia que le separa del producto como un criterio más en su decisión de compra.

Bueno, idéntica no. Los respectivos Gerentes y Directores de Departamentos tienen sus propios intereses y en la nueva Empresa II habrá un Departamento que se quitará, con evidente cabreo por parte de los despojados, de la Empresa I, la originaria. Será el Departamento de Verdulería. Cuestión de ocupación del espacio de poder, nada nuevo en la lógica y estilo de gerentes y directores. "Aixó es meu". 

Con el tiempo, los gerentes de la Empresa I originaria y con la bendición del nuevo Presidente de los Accionistas que siguen siendo comunes, deciden crear ese departamento que les habían "quitado", el de Verdulería, con gran cabreo de los gerentes y directores de la nueva Empresa II  que ven en peligro su Verdulería, al aumentar la oferta en un demanda que, en aras de la calidad, se controla con cuidado, con entradas restringidas. El acceso a campos de cultivo, bien regados y fértiles, es fundamental para mantener el departamento en modo competitivo. Y ese espacio no es infinito.

El conflicto por la Verdulería entre ambos establecimientos, representados ahora por sus respetivos gerentes, se agudiza cuando aparecen otras tiendas en el entorno de las dos iniciales y que no tienen a los mismos Accionistas, pero sí tienen el mismo departamento de Verdulería. Encima, hay nuevos accionistas que no sólo tienen intereses en aquellas dos tiendas originarias, sino también en las nuevas. Cosas de la territorialidad.

Una solución post-salomónica es volver a quitar Verdulería en la Empresa I original. La otra, más "política", consiste en crear campos de cultivo comunes para todos, los antiguos y los nuevos, de modo que todos puedan abastecer a sus respectivas tiendas.

Los argumentos utilizados para fundamentar cada una de las opciones señaladas son, cuanto menos, peregrinos: defensa del mundo vegetal, cambio climático, mejora del producto por incremento de la mano de obra, "muerto el perro, se acabó la rabia" (la más brillante, en mi opinión), "quietos todo el mundo", defensa del sector público mediante el apoyo al privado, exaltación de la Verdulería como servicio público sin intereses espurios, y así.

El sufrido lector del periódico que se hace eco de estos avatares acaba pensando que nos toman por tontos hablando más de las terapias que del diagnóstico de la enfermedad. Y es que, tal vez, lo seamos. O, peor, que la enfermedad sea incurable. Habrá que ver qué pasa este año de gracia con la Verdulería.

(Añadido después de un comentario de A.A.: Curioso que no haya ninguna referencia a las verduras que se suponen son el objetivo de todo el tinglado. ¿Nadie piensa en las verduras?

Comentarios

  1. ... y con la "verdura", cuya fecha de caducidad no se considera

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  2. Efectivamente, alguna caduca o podría caducar, porque, para estas cosas, la Naturaleza es caprichosa.

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    1. Y tienes toda la razón, Antonio. Las verduras no entran para nada en este cuento. No tienen ni voz ni voto.

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